miércoles, 26 de julio de 2017

Okapi


Recuerda por la forma de su cuerpo a una jirafa pequeña de patas y cuello muy cortos, aunque el manto del pelo es totalmente distinto, rojizo en todo el cuerpo salvo en patas y glúteos, donde es blanco con rayas negras, semejante a una cebra. Como las jirafas, tiene dos cuernos pequeños recubiertos de pelo en la cabeza sin utilidad aparente y una larga lengua prensil de color negro que usa para introducirse las hojas de arbustos y árboles bajos en la boca. La longitud de ésta es tal que puede limpiarse el interior de las orejas con su punta. El okapi está muy emparentado con las jirafas y con ellas comparte muchas adaptaciones morfológicas, aunque su cuerpo recuerde en realidad más al de un caballo.
Mide de 1,97 a 2,15 m de longitud; su cola, de 30 a 42 cm; mide entre 1,50 y 1,80 m de altura a la cruz y pesa de 200 a 300 kg

Comportamiento
Los okapis son animales predominantemente solitarios que de forma ocasional viven en pareja o en pequeños grupos familiares. Las hembras paren una única cría en agosto u octubre tras una gestación de entre 435 y 445 días. Si es hembra, madurará a los dos años de edad, mientras que si es macho todavía le faltará algún tiempo para llegar a la edad adulta. Al parecer, las crías más jóvenes no son capaces de diferenciar a su madre de otras hembras y pueden ser adoptadas por otros okapis con facilidad en caso de perder a su progenitora (la cual la defiende a veces hasta la muerte, incluso si se enfrenta con su único depredador, el leopardo). La esperanza de vida ronda los 30 años.

Su sentido más desarrollado es el olfato, seguido del oído. Las crías tienen un amplio repertorio vocal con el que comunicarse con sus madres, pero los adultos tienden a ser mudos. Una de las pocas veces que emiten sonidos se da cuando los machos buscan pareja durante la época de apareamiento.
Los okapis son herbívoros. Se alimentan principalmente de las hojas, brotes y tallos de más de 100 especies de diferentes plantas, además comen hierbas, frutas, helechos y hongos. Varias de las especies que consumen son venenosas para el ser humano.
Lo impenetrable de su área de distribución impide saber de cuántos individuos se componen realmente la población mundial de okapis. A pesar de ello, se la considera una especie vulnerable (aunque no en peligro grave) debido a su pequeña área de distribución.
Reproducción

Los okapis viven en un entorno solitario. Tan solo durante la época de celo el macho y la hembra están juntos; o mientras que la hembra cría a su retoño. Al parecer, utilizan la orina para marcar su territorio y una secreción de unas glándulas situadas entre las pezuñas. En el interior de los bosques utilizan lugares concretos en los que defecar, beber y descansar. Para desplazarse entre estos puntos siguen siempre las mismas sendas, lo que facilita su captura. Durante la época de celo, las hembras emiten fuertes mugidos con el objetivo de llamar la atención de los machos. Estos acuden y luchan entre ellos para conquistarlas. El vencedor se retira con la hembra y ambos permanecen juntos entre dos y tres semanas. La gestación es muy larga, ya que se prolonga de 14 a 15 meses, tras los cuales nace una sola cría.
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