La tortuga carey (Eretmochelys imbricata) es una especie de tortuga marina de la familia de los quelónidos, que se halla en peligro crítico de extinción.
Su
plano cuerpo y aletas están perfectamente adaptados a las condiciones de la
vida marina, es por ello que es un buen nadador, ya que pueden alcanzar
velocidades de 24 km/h y se han registrado desplazamientos de hasta 1.8 km.
Pueden sumergirse hasta 70 metros por más de 80 minutos.
Las tortuga
carey adultas miden entre 60 y 90-100 cm de largo en el caparazón y entre
50 y 80 kg de peso. Este caparazón es de color combinado con claros y oscuros
en amarillos y marrones. Su forma es de corazón, pero conforme maduran, se hace
más alargado hasta llegar a una figura oval.
A
diferencia de las demás especies de tortuga, este llamativo caparazón está
conformado por gruesas placas que se superponen, creando una
circunferencia que simula unos afilados dientes de cuchillo o una sierra. Su
mandíbula tiene forma de pico, por lo que también es parte de sus rasgos
distintivos.
La
diferencia entre machos y hembras puede distinguirse porque los primeros tienen
una pigmentación más clara, tienen peto cóncavo, garras más largas y una cola
más ancha.
Se
localizan principalmente en regiones tropicales de los océanos Pacífico, Índico
y Atlántico. Habitan en lagunas de islas oceánicas y plataformas continentales.
Cuando son más adultas se adentran a aguas más profundas.
La
tortuga carey es muy selectiva en su alimentación. Se caracteriza por tener una
dieta muy tóxica, pues se alimenta principalmente de ciertos tipos de esponjas
que suelen ser dañinas y letales para otros animales. Son omnívoras, pues
también ingieren medusas, anémonas de mar, moluscos, peces, algas marinas y la
fragata portuguesa, una especie muy peligrosa que libera toxinas que paralizan
a sus presas, sin embargo, éstas no pueden atravesar la dura piel de las
tortugas carey.
Alcanzan
la madurez sexual entre los 20 y 40 años de edad. El apareamiento de esta
especie se produce cada dos o tres años. Se da en aguas poco profundas y
remotas. La época de apareamiento ocurre entre abril y noviembre.
El
largo proceso de anidación dura de una a tres horas. Al igual que otras
especies de tortuga, esta sale del mar para buscar un lugar adecuado y realizar
el desove. Generalmente ponen de 90 a 140 huevos, aunque se han registrado
hembras que han llegado a desovar 250 huevos, pero esto no se da de manera
cotidiana.
Después
de dos meses, abandonan el cascarón para ir en busca del agua. Al nacer pesan
poco menos de 24 gramos y su caparazón en forma de corazón mide 2.5 cm de
largo.
La
tortuga carey puede vivir entre 30 y 50 años.
Al
igual que la tortuga caguama, el tiburón representa el mayor peligro para la
especie carey.
En
tierra, los huevos están propensos a convertirse en el alimento de cangrejos,
gaviotas, mapaches, zorros, culebras, ratas y por supuesto, del hombre.
El
ser humano ha propiciado que esta especie esté a punto de desaparecer, pues es
capturada por su carne considerada un manjar, así como por su hermoso caparazón
que es tan preciado y valuado como el marfil o el oro. Con el material “carey”,
cuya denominación se utiliza en países de habla hispana, se fabrican utensilios
decorativos, pulseras, bolsos, accesorios, cepillos, etc.
Debido
a estas acciones descontroladas, convenios protectores de la flora y fauna en
el mundo, han realizado convenios donde se prohíbe la importación y exportación
de productos derivados de la tortuga carey, así como su captura y matanza.
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