viernes, 4 de agosto de 2017

Tortuga Carey

Es la única especie del género Eretmochelys. Existen dos subespecies, Eretmochelys imbricata imbricata que se puede encontrar en el océano Atlántico y Eretmochelys imbricata bissa, localizada en la región indo-pacífica.
La tortuga carey (Eretmochelys imbricata) es una especie de tortuga marina de la familia de los quelónidos, que se halla en peligro crítico de extinción.
Su plano cuerpo y aletas están perfectamente adaptados a las condiciones de la vida marina, es por ello que es un buen nadador, ya que pueden alcanzar velocidades de 24 km/h y se han registrado desplazamientos de hasta 1.8 km. Pueden sumergirse hasta 70 metros por más de 80 minutos.
Las tortuga carey adultas miden entre 60 y 90-100 cm de largo en el caparazón y entre 50 y 80 kg de peso. Este caparazón es de color combinado con claros y oscuros en amarillos y marrones. Su forma es de corazón, pero conforme maduran, se hace más alargado hasta llegar a una figura oval.


A diferencia de las demás especies de tortuga, este llamativo caparazón está conformado por  gruesas placas que se superponen, creando una circunferencia que simula unos afilados dientes de cuchillo o una sierra. Su mandíbula tiene forma de pico, por lo que también es parte de sus rasgos distintivos.
La diferencia entre machos y hembras puede distinguirse porque los primeros tienen una pigmentación más clara, tienen peto cóncavo, garras más largas y una cola más ancha.
Se localizan principalmente en regiones tropicales de los océanos Pacífico, Índico y Atlántico. Habitan en lagunas de islas oceánicas y plataformas continentales. Cuando son más adultas se adentran a aguas más profundas.
La tortuga carey es muy selectiva en su alimentación. Se caracteriza por tener una dieta muy tóxica, pues se alimenta principalmente de ciertos tipos de esponjas que suelen ser dañinas y letales para otros animales. Son omnívoras, pues también ingieren medusas, anémonas de mar, moluscos, peces, algas marinas y la fragata portuguesa, una especie muy peligrosa que libera toxinas que paralizan a sus presas, sin embargo, éstas no pueden atravesar la dura piel de las tortugas carey.
Alcanzan la madurez sexual entre los 20 y 40 años de edad. El apareamiento de esta especie se produce cada dos o tres años. Se da en aguas poco profundas y remotas. La época de apareamiento ocurre entre abril y noviembre.
El largo proceso de anidación dura de una a tres horas. Al igual que otras especies de tortuga, esta sale del mar para buscar un lugar adecuado y realizar el desove. Generalmente ponen de 90 a 140 huevos, aunque se han registrado hembras que han llegado a desovar 250 huevos, pero esto no se da de manera cotidiana.

Después de dos meses, abandonan el cascarón para ir en busca del agua. Al nacer pesan poco menos de 24 gramos y su caparazón en forma de corazón mide 2.5 cm de largo.
La tortuga carey puede vivir entre 30 y 50 años.
Al igual que la tortuga caguama, el tiburón representa el mayor peligro para la especie carey.
En tierra, los huevos están propensos a convertirse en el alimento de cangrejos, gaviotas, mapaches, zorros, culebras, ratas y por supuesto, del hombre.
El ser humano ha propiciado que esta especie esté a punto de desaparecer, pues es capturada por su carne considerada un manjar, así como por su hermoso caparazón que es tan preciado y valuado como el marfil o el oro. Con el material “carey”, cuya denominación se utiliza en países de habla hispana, se fabrican utensilios decorativos, pulseras, bolsos, accesorios, cepillos, etc.
Debido a estas acciones descontroladas, convenios protectores de la flora y fauna en el mundo, han realizado convenios donde se prohíbe la importación y exportación de productos derivados de la tortuga carey, así como su captura y matanza.
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