Los
gorilas de montaña son una de las subespecies de gorilas orientales que
actualmente existen en el mundo. Estos gorilas pueden encontrarse tanto en
África Central como en Uganda y se trata de unos animales cuadrúpedos y
terrestres, que cuentan con hábitos diurnos y que presentan un claro dimorfismo
sexual y una marcada diferenciación entre individuos.
El gorila
de montaña (Gorilla beringei beringei) es una de las dos subespecies de gorila
oriental. Sólo quedan dos poblaciones en libertad, una se encuentra en
las montañas Virunga, en África Central, concentrada en tres parques
nacionales arborícolas: Parque nacional del Gorila de Mgahinga, al
sudoeste de Uganda; Parque nacional de los Volcanes, al noreste
de Ruanda y en el Parque nacional Virunga, al este de la República
Democrática del Congo. La otra población se halla en la selva de Bwindi,
en Uganda, hay autores que hablan de una tercera subespeciación de la
especie dentro de ese colectivo de gorilas, pero no hay una descripción
taxonómica al respecto. Es uno de los gorilas más conocidos gracias a las investigaciones
de Dian Fossey y la película Gorilas en la niebla.
Su
población no es abundante, quedan menos de 900 individuos en estado salvaje. Un
censo de 2003 confirmó que desde 1989 se había incrementado
la población de esta subespecie de gorilas en un 17%, observándose un total de
380 gorilas en 30 grupos sociales en las montañas Virunga y un total de
320 en Bwindi. Sin embargo, esas cifras siguen evidenciando que el gorila de
montaña sigue entre las especies en peligro según la Lista Roja de la UICN de
especies en peligro. Este gorila está abocado a la extinción en estado salvaje
debido a su pérdida de hábitat, a la caza ilegal, los contagios de enfermedades
humanas y la guerra
El
gorila de montaña tiene el pelo más largo y oscuro que el resto de
los gorilas, lo que le permite vivir en altitud y habitar áreas donde
la temperatura puede descender por debajo los 0ºC. Se ha adaptado a la
vida en el suelo mejor que otras especies de primates no humanos y de
hecho sus pies se asemejan bastante a los de los seres humanos. Cada
gorila se suele identificar fácilmente por rasgos nasales propios de
cada individuo, los investigadores se valen normalmente de fotografías e
ilustraciones de caras y narices para su identificación y monitoreo.
El
gorila de montaña, como todos los gorilas, presenta un marcado dimorfismo
sexual. Los machos son más altos y suelen pesar el doble que las hembras,
además, los machos adultos presentan una marcada cresta ósea cefálica en lo
alto del cráneo (cresta sagital) y en la nuca (moño occipital), lo que confiere
a sus cabezas una morfología más cónica. Estas crestas son un buen amarre para
los músculos maxilares de sus quijadas y se presentan también en hembras
adultas, pero en ellas son mucho menos pronunciadas.
Los machos adultos
además se caracterizan por un lomo plateado cuando llegan a la madurez
sexual. Este pelo de su lomo, es más corto que en el resto de las partes del
cuerpo, donde, especialmente en sus brazos, el pelo llega a ser mucho más
largo. Los machos pueden llegar a medir entre 1,5 y 1,8 metros de alto con una
envergadura de brazos de 2,25 metros y llegan a pesar entre 204 y 227 kg.
El
gorila de montaña es un animal diurno, activo sobre todo entre las 6:00 y
las 18:00 h. Casi todo este tiempo, se lo pasa comiendo cantidades ingentes de
comida para mantener su gran porte. Al alba, las primeras horas de la mañana y
el mediodía, suele rebuscar alimento en el suelo y los matorrales y trepa para
tomar fruta. Cada gorila fabrica un nido hecho de hierbas cada tarde. Sólo las
crías duermen con su madre. Salvo que haga mucho frío y humedad, abandonan este
nido para reanudar su actividad diaria a las 6 de la mañana.
Un
gorila recién nacido pesa alrededor de 1,8 kg y pasa la mayor parte de sus
primeros días pegado a su madre. Comienza a andar a los cuatro o cinco meses,
empieza a meterse hojas en la boca a los cuatro o seis meses y a los ocho meses
ya puede deglutir comida sólida.El destete ocurre a los tres años,
pero la cría sigue con la madre más años.
La
población de los gorilas de montaña es realmente baja pues no llegan a los
1000, aunque actualmente se están realizando esfuerzos por aumentar estas
cifras. Las amenazas principales de los gorilas de montaña siempre han
sido la caza furtiva, las muertes a manos de redes colocadas para cazar a
otros animales, la pérdida de su hábitat natural por la creación de
asentamientos humanos y las enfermedades, así como las diferentes guerras que
han tenido lugar en sus territorios.
Los
hábitats naturales de los gorilas de montaña son destruidos por los humanos,
acabando con sus montañas, selvas y bosques para construir carreteras, para
crear zonas de cultivos etc. relegándolos a lugares cada vez más altos,
aislados y ocultos. Las enfermedades suelen extenderse rápidamente entre estas
poblaciones acabando con la vida de muchísimos ejemplares. En conclusión,
cabe reseñar que, pese a los esfuerzos que se están llevando a cabo en los
últimos tiempos, sin duda la principal amenaza del gorila de montaña, así como
del resto de especies de gorilas, es sin duda el ser humano.
0 comentarios:
Publicar un comentario