viernes, 11 de agosto de 2017

Conejo Ribereño

El conejo ribereño (Bunolagus monticularis) o conejo de los bosquimanos se encuentra en peligro crítico de extinción, ya que su población mundial cuenta con menos de 250 parejas reproductoras y se espera que siga empeorando su situación
Es por lo tanto uno de los mamíferos más amenazados de Sudáfrica, y está incluido en la última edición del Libro Rojo de África del Sur, como especie en peligro crítico.
Se estima que cada una de sus subpoblaciones tiene menos de 50 ejemplares; además, estas subpoblaciones se encuentran aisladas por barreras antropogénicas (credas por las personas). Con estos números tan pequeños y con tantas amenazas, según el programa informático VORTEX 3,1 las probabilidades de extinción en la naturaleza son de más del 50 % en menos de 100 años
El conejo ribereño de Sudáfrica es el único miembro del género Bunolagus, lo que le convierte en una especie rara, ya que es endémica y con características únicas. Además, se trata de una especie poco estudiada, como ocurre con muchas especies de número reducido.
Mide entre 33 y 50 cm. de longitud y su peso ronda el 1,5 Kg (de 1,4 a 1,9 kg). en machos, algo más en hembras. 

Solo viven entre 2 y 4 años en estado salvaje, por lo que las hembras solo llegan a tener entre 2 y 4 crías en toda su vida. En cautividad viven hasta 5 años
Tiene una característica raya negra que parte desde su boca y llega hasta la mejilla, en forma de ´bigote´. También cuenta con largas orejas, una orla blanca que rodea el ojo y su parte ventral es de un tono rojizo. Las patas traseras están densamente pobladas y poseen mayor anchura que las delanteras. La cola posee un pelaje suave, con tonalidades algo grisáceas.
Estos conejos son de costumbres nocturnas, escondiéndose durante el día de depredadores y alimentándose por la noche.
Son animales más bien solitarios con un comportamiento de apareamiento polígamo
Debido a sus adaptaciones al salto, son capaces de saltar arbustos de más de un metro de alto cuando huye de algún depredador, generalmente águilas de la zona. No obstante son menos rápidos que otros conejos de África, por lo que dependen de la densa vegetación para camuflarse ante los depredadores. 
Curiosamente, estos conejos producen dos tipos de excrementos. Por la noche, cuando los conejos son más activos, depositan excrementos duros, más parecido a una egagrópila (bolas formadas por restos de alimentos no digeribles para ellos) . Por el día, los excrementos son más blandos y son reingeridos por los conejos, con lo que obtienen vitamina B producida por las bacterias de su intestino, así como minerales de calcio y fósforo más fácilmente asimilables para ellos tras haber pasado por su aparato digestivo. 
Al ser un animal tan amenazado, poco estudiado y que no se cría en cautividad, cuenta con pocas fotos. Las pocas que hay son de escasa calidad, o de ejemplares disecados. Aquí hemos querido poner fotos de ejemplares vivos, aunque se vean un poco peor, y otras de disecados para que se observen bien los detalles, como el gran tamaño de sus orejas o la línea negra a la altura de la boca.
ALIMENTACIÓN: Estos conejos se alimentan principalmente de brotes y hojas de los árboles y arbustos, y no suele alimentarse de vegetación herbácea. Las hierbas las suelen incluir en todo caso cuando hay más disponibilidad en la estación lluviosa.
REPRODUCCIÓN: Los machos se aparean con más de una hembra. Las hembras se guarecen en madrigueras en cámaras subterráneas, de 10 cm. de diámetro y 25 de largo, y dan a luz generalmente a un sólo retoño por camada, una tasa de nacimiento bastante pobre en comparación con otros conejos. 
La incubación dura entre 35 y 36 días y los nacimientos ocurren entre agosto y mayo.
Esta especie es endémida de Sudáfrica, donde sólo se le puede encontrar en la región central de Karoo (meseta semidesértica en la Provincia del Cabo); se le puede ver entre la densa maleza de las riveras.
Vive en zonas de densos matorrales ribereños en las llanuras de inundación aluvial de los ríos estacionales del centro del Desierto Karoo. Los matorrales tienen entre 0,5 y 1 m de altura en las zonas donde viven, y prefieren tipos de suelo que permitan la construcción de madrigueras. 
DESTRUCCIÓN DE SU HÁBITAT: La pérdida de hábitat debido a la conversión del terreno a la agricultura ha sido la principal amenaza para el conejo ribereño. El mayor problema radica en que la llanura de inundación de los ríos estacionales es una zona idónea en aquel lugar para cultivar. Actualmente más del 60 % de la vegetación original del hábitat de estos conejos se ha transformado a cultivo. Aun así parece ser que la velocidad de transformación se ha frenado enormemente.
OTRAS AMENAZAS: Otras amenazas son la pérdida de hábitat debido a la recogida de leña y la presión del pastoreo ovino, la caza tradicional con perros, la depredación incontrolada por los perros, la mortalidad debido a la que caen en trampas, y la construcción de presas que se secan los ríos. 
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