El hipopótamo
pigmeo (Choeropsis liberiensis) es un gran mamífero originario
de los bosques y marismas de África Occidental. Su nombre
específico significa «de Liberia», ya que es en este país donde vive la
inmensa mayoría de ejemplares de la especie. Es un animal solitario y nocturno
y, junto con el hipopótamo común que es mucho más grande, una de las
dos únicas especies vivientes de la familia de los hipopotámidos.
Presenta
numerosas adaptaciones al medio terrestre, pero al igual que el
hipopótamo común, es semiacuático y vive en zonas próximas al agua con el fin
de mantener su piel húmeda y refrigerarse de las altas temperaturas.
Actividades tales como el apareamiento y parto se pueden realizar
tanto en el agua como en tierra firme. Es herbívoro; se alimenta de helechos,
otras plantas y frutos que encuentran en los bosques.
Es
una criatura nocturna del bosque, razón por la cual es un animal difícil de
estudiar en estado
salvaje. Los hipopótamos pigmeos eran desconocidos fuera del
occidente africano hasta el siglo XIX. Fueron introducidos en zoológicos a
comienzos del siglo XX, donde se reproducen con éxito y donde se lleva a
cabo gran parte de la investigación sobre estos animales. La supervivencia de
los ejemplares en cautividad está más asegurada que en estado salvaje: la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturalezaestima que hay menos de 3000
hipopótamos pigmeos en libertad. Se encuentran amenazados principalmente por
la destrucción de su hábitat, ya que los bosques son eliminados y
sustituidos por granjas y cultivos, por la caza, los depredadores naturales y
las guerras.
Los
hipopótamos pigmeos tienen la misma forma general que los hipopótamos. Tienen
un esqueleto que soporta el peso de un fornido cuerpo, con cuatro patas cortas
y cuatro dedos en cada pie. Sin embargo, el hipopótamo pigmeo sólo mide la
mitad de la altura del hipopótamo común y pesa menos de un cuarto de lo que
pesa su pariente mayor. Miden unos 75-83 centímetros de alto hasta la
cruz, tienen una longitud de 150-177 centímetros y pesan unos 180-275
kilogramos. Su longevidad en cautividad va de 30 a 55 años,
aunque es improbable que vivan tanto tiempo en libertad.
Su
piel, de un color negro verdoso o marrón, cambia a un gris cremoso en la parte
inferior del
cuerpo; es muy similar a la del hipopótamo común, con una epidermis delgada
por encima de una dermis de varios centímetros de grosor. Los
hipopótamos pigmeos tienen el mismo sudor inusual que los comunes, que los tiñe
de una tonalidad rosada en ocasiones descrita como «sudor de sangre», aunque la
secreción no es ni sudor ni sangre. Se cree que esta sustancia
altamente alcalina tiene propiedades antisépticas y de protección
solar. La piel de los hipopótamos se seca rápidamente y se agrieta, motivo por
el cual ambas especies de hipopótamo pasan tanto tiempo en el agua.
El
esqueleto del pigmeo es más grácil que el del común, lo que significa que, en
proporción, sus huesos son más delgados. La columna vertebral del
común es paralela al suelo; mientras que la del pigmeo se inclina hacia
adelante. Probablemente se trata de una adaptación para pasar más fácilmente
por la densa vegetación de los bosques. En proporción, las patas y el cuello
del pigmeo son más largos y la cabeza más pequeña. Las órbitas y
las narinas del pigmeo son mucho menos pronunciadas, una adaptación
al hecho de pasar menos tiempo en aguas profundas.
La
amenaza más importante para la población restante del hipopótamo pigmeo es
la destrucción de su hábitat. Los bosques donde viven los hipopótamos
pigmeos llevan muchos años sujetos a la tala de árboles, los asentamientos y la
conversión de su entorno en campos agrícolas, con pocos esfuerzos para hacer
que la tala sea sostenible. A medida que los bosques disminuyen, las
poblaciones se vuelven más fragmentadas, llevando a una menor diversidad
genética en el conjunto de la población.
Debido
a su estilo de vida solitario, no son un objetivo de la caza de subsistencia,
aunque los cazadores rurales los cazan de manera oportunista; parece que su
carne es de una calidad excelente, como la de un jabalí. Los dientes del
hipopótamo pigmeo carecen de valor, a diferencia de los del hipopótamo común.
Se desconocen los efectos exactos de los conflictos civiles del África
Occidental, pero es muy probable que sea otra gran amenaza para la especie. Los
hipopótamos comunes adultos no tienen depredadores naturales, pero los pigmeos
pueden ser presa de leopardos, pitones y cocodrilos, aunque
se desconoce qué incidencia puede tener en las poblaciones.
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