El lince
ibérico (Lynx pardinus) es una especie de mamífero carnívoro de
la familia Felidae, endémico de la península ibérica.
En
2013 se calculaba que solo existían dos poblaciones en Andalucía aisladas
entre sí con un total de algo más de 300 individuos en aumento. más otra en
los Montes de Toledo de unos quince individuos y por ello escasamente
viable, lo que lo convierte en la especie de felinos más amenazada del mundo.
Es
un felino de aspecto grácil, con patas largas y una cola corta con una borla negra
en el extremo que suele mantener erguida batiéndola en momentos de peligro o
excitación. Sus características orejas puntiagudas están terminadas en un
pincel de pelos negros rígidos que favorece su camuflaje al
descomponer la redonda silueta de su cabeza.
También
son características las patillas que cuelgan de sus mejillas. Aparecen a partir
del año de vida, cuando apenas cuelgan por debajo de la barbilla y aumentan de
tamaño con la edad. Los machos tienen las patillas y los pinceles negros y más
largos que las hembras.
En
el año 2006 los únicos núcleos con presencia de reproducción segura
de la especie se limitaban a Sierra Morena, en concreto el Parque
natural de la Sierra de Andújar (que es la principal población de lince
ibérico que hay en el mundo), el Parque natural de la Sierra de Cardeña y
Montoro, y el Parque nacional y natural de Doñana y su entorno.
Podría haber poblaciones muy reducidas en otras comarcas, con datos de
presencia reciente en el suroeste de Madrid, Montes de Toledo, sureste
de Ciudad Real y en la Sierra de Alcaraz, donde se han
localizado al menos 15 ejemplares distintos mediante fototrampeo:tres hembras
adultas, dos machos adultos, cuatro subadultos dos machos y dos hembras, y seis
cachorros
Tras
un par de años con una población estancada en torno a 330 ejemplares en 2013 y
2014, el censo de 2015 indicó un aumento de la población en libertad que,
gracias sobre todo a las reintroducciones, alcanzó los 404 ejemplares, de los
cuales 361 se encuentran en Andalucía. Estos datos positivos se completan
con la confirmación de la persistencia de las poblaciones fuera de Andalucía,
en Portugal, Badajoz y los Montes de Toledo. Para el censo de 2016, la
población continuó creciendo hasta alcanzar los 483 ejemplares, de los cuales
397 se hallan en Andalucía.
El
lince ibérico se encuentra en el bosque y matorral mediterráneo,
en zonas muy restringidas de la península ibérica. En España en muy pocas
áreas, bien conservadas y aisladas de la actividad humana, mientras que
en Portugal parece que se ha extinguido. Este tipo de hábitat le
proporciona refugio y pastos abiertos para cazar conejos, que suponen el
90 % de su dieta.
En
Portugal se están haciendo esfuerzos denodados para la recuperación del hábitat del
lince, como en la Reserva natural de la Sierra de la Malcata.
El
tamaño del territorio que necesita cada ejemplar está condicionado por la
abundancia de presas potenciales, pero como media, un lince ocupa unos 10 km².
En zonas ricas en alimento, el territorio del lince será algo menor que en
zonas pobres. Dentro de este territorio suelen existir distintas residencias
vitales para el lince, como las zonas de monte bajo para el descanso y las
zonas de campeo, donde el lince estará en activo, y que coinciden con las de
máxima densidad de conejos.
Las
preferencias examinadas del hábitat del lince en el área de Doñana,
incluyendo el parque y los alrededores, revelan que el lince está generalmente
ausente en las tierras de cultivo y en plantaciones de árboles exóticos (eucalipto y
ciertos pinos), donde también escasean los conejos. En el parque, la radiotelemetría muestra
que más del 90 % de los puntos de reposo del día usados por el lince se
localizan dentro del matorral denso. El lince se encuentra principalmente entre
los 400 y 900 m de altura, pero este intervalo puede extenderse hasta los 1600
m.
En
la mayoría de los casos, el lince ibérico vive de manera solitaria y nómada,
y es muy territorial, mostrándose más sociable en la época de celo. Es un ágil
cazador. Se aproxima sigilosamente a la presa y salta sobre ella con rapidez.
Menos frecuentemente espera oculto a que pase una presa.
Cuando
las temperaturas máximas aumentan, los linces pasan más tiempo descansando, al
contrario que cuando hay precipitaciones. Los linces juveniles son básicamente
crepusculares y diurnos, con un aumento de su actividad nocturna después de su
primer año de vida. Durante el invierno, los linces pueden tener actividad
durante las 24 horas del día, contrastando con sus hábitos casi estrictamente
nocturnos en verano.
La
época del celo comienza entre enero y febrero, adelantándose en las regiones
meridionales desde finales del mes de diciembre hasta mediados del mes de
febrero. El lince, a pesar de ser un animal de hábitos solitarios, en esta
época del año suele permanecer con su pareja.
Eligen
las madrigueras en lugares bien protegidos y escondidos como roquedos
o árboles huecos. La gestación dura de 65 a 72 días, de lo que se deduce que la
época del nacimiento se sitúa entre los meses de marzo y abril. Las camadas
suelen constar de una a cuatro crías, siendo lo más habitual dos cachorros. A
las cuatro semanas la madre lince cambia de madriguera, y a los dos meses los
cachorros son capaces de acompañar a su madre en las cacerías. Estos son
independientes a los 7 ó 12 meses (más o menos cuando la hembra entra de nuevo
en celo) y permanecen en su territorio natal hasta los 20 meses. Suelen
sobrevivir a la independencia entre uno y dos linces por hembra.
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