viernes, 4 de agosto de 2017

Lince Ibérico

El lince ibérico (Lynx pardinus) es una especie de mamífero carnívoro de la familia Felidae, endémico de la península ibérica.
En 2013 se calculaba que solo existían dos poblaciones en Andalucía aisladas entre sí con un total de algo más de 300 individuos en aumento.  más otra en los Montes de Toledo de unos quince individuos y por ello escasamente viable, lo que lo convierte en la especie de felinos más amenazada del mundo.
Es un felino de aspecto grácil, con patas largas y una cola corta con una borla negra en el extremo que suele mantener erguida batiéndola en momentos de peligro o excitación. Sus características orejas puntiagudas están terminadas en un pincel de pelos negros rígidos que favorece su camuflaje al descomponer la redonda silueta de su cabeza.
También son características las patillas que cuelgan de sus mejillas. Aparecen a partir del año de vida, cuando apenas cuelgan por debajo de la barbilla y aumentan de tamaño con la edad. Los machos tienen las patillas y los pinceles negros y más largos que las hembras.
En el año 2006 los únicos núcleos con presencia de reproducción segura de la especie se limitaban a Sierra Morena, en concreto el Parque natural de la Sierra de Andújar (que es la principal población de lince ibérico que hay en el mundo), el Parque natural de la Sierra de Cardeña y Montoro, y el Parque nacional y natural de Doñana y su entorno. Podría haber poblaciones muy reducidas en otras comarcas, con datos de presencia reciente en el suroeste de Madrid, Montes de Toledo, sureste de Ciudad Real y en la Sierra de Alcaraz, donde se han localizado al menos 15 ejemplares distintos mediante fototrampeo:tres hembras adultas, dos machos adultos, cuatro subadultos dos machos y dos hembras, y seis cachorros
Tras un par de años con una población estancada en torno a 330 ejemplares en 2013 y 2014, el censo de 2015 indicó un aumento de la población en libertad que, gracias sobre todo a las reintroducciones, alcanzó los 404 ejemplares, de los cuales 361 se encuentran en Andalucía. Estos datos positivos se completan con la confirmación de la persistencia de las poblaciones fuera de Andalucía, en Portugal, Badajoz y los Montes de Toledo. Para el censo de 2016, la población continuó creciendo hasta alcanzar los 483 ejemplares, de los cuales 397 se hallan en Andalucía.
El lince ibérico se encuentra en el bosque y matorral mediterráneo, en zonas muy restringidas de la península ibérica. En España en muy pocas áreas, bien conservadas y aisladas de la actividad humana, mientras que en Portugal parece que se ha extinguido. Este tipo de hábitat le proporciona refugio y pastos abiertos para cazar conejos, que suponen el 90 % de su dieta.
En Portugal se están haciendo esfuerzos denodados para la recuperación del hábitat del lince, como en la Reserva natural de la Sierra de la Malcata.
El tamaño del territorio que necesita cada ejemplar está condicionado por la abundancia de presas potenciales, pero como media, un lince ocupa unos 10 km². En zonas ricas en alimento, el territorio del lince será algo menor que en zonas pobres. Dentro de este territorio suelen existir distintas residencias vitales para el lince, como las zonas de monte bajo para el descanso y las zonas de campeo, donde el lince estará en activo, y que coinciden con las de máxima densidad de conejos.
Las preferencias examinadas del hábitat del lince en el área de Doñana, incluyendo el parque y los alrededores, revelan que el lince está generalmente ausente en las tierras de cultivo y en plantaciones de árboles exóticos (eucalipto y ciertos pinos), donde también escasean los conejos. En el parque, la radiotelemetría muestra que más del 90 % de los puntos de reposo del día usados por el lince se localizan dentro del matorral denso. El lince se encuentra principalmente entre los 400 y 900 m de altura, pero este intervalo puede extenderse hasta los 1600 m.
En la mayoría de los casos, el lince ibérico vive de manera solitaria y nómada, y es muy territorial, mostrándose más sociable en la época de celo. Es un ágil cazador. Se aproxima sigilosamente a la presa y salta sobre ella con rapidez. Menos frecuentemente espera oculto a que pase una presa.
Cuando las temperaturas máximas aumentan, los linces pasan más tiempo descansando, al contrario que cuando hay precipitaciones. Los linces juveniles son básicamente crepusculares y diurnos, con un aumento de su actividad nocturna después de su primer año de vida. Durante el invierno, los linces pueden tener actividad durante las 24 horas del día, contrastando con sus hábitos casi estrictamente nocturnos en verano.
La época del celo comienza entre enero y febrero, adelantándose en las regiones meridionales desde finales del mes de diciembre hasta mediados del mes de febrero. El lince, a pesar de ser un animal de hábitos solitarios, en esta época del año suele permanecer con su pareja.

Eligen las madrigueras en lugares bien protegidos y escondidos como roquedos o árboles huecos. La gestación dura de 65 a 72 días, de lo que se deduce que la época del nacimiento se sitúa entre los meses de marzo y abril. Las camadas suelen constar de una a cuatro crías, siendo lo más habitual dos cachorros. A las cuatro semanas la madre lince cambia de madriguera, y a los dos meses los cachorros son capaces de acompañar a su madre en las cacerías. Estos son independientes a los 7 ó 12 meses (más o menos cuando la hembra entra de nuevo en celo) y permanecen en su territorio natal hasta los 20 meses. Suelen sobrevivir a la independencia entre uno y dos linces por hembra.
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