lunes, 7 de agosto de 2017

Rinoceronte Negro

 Su nombre científico es Diceros bicornis. Forma parte de los placentarios, del orden perisodáctilo, caracterizado por poseer pezuñas. Es una de las dos especies de rinoceronte originaria de África, y las poblaciones aún existentes se despliegan en el Sur y Este del continente, en pastizales, sabanas y matorrales tropicales. Hay conocimientos de dos o tres nuevas crías, que se encuentran resguardadas en la República Checa, en zoológicos y reservas naturales.
El rinoceronte negro es considerado el cuarto mamífero más grande de África después del rinoceronte blanco, el hipopótamo y el elefante africano. Esta distinción se la dan sus 1500 kilogramos y su metro y medio de altura. Las hembras son un tanto más pequeñas.
La longitud de su cabeza y cuerpo va de 3 a 3,8 metros. El cuerno anterior mide entre 0,5 y 1,3 metros y el posterior entre 0,02 y 0,55 metros. Estos crecen hasta ocho centímetros al año, y son fuente de queratina, una sustancia muy requerida para los tratamientos de salud belleza, por lo que son altamente codiciados por los cazadores furtivos.
Para las hembras, esos cachos representan un escudo de protección para sus crías, mientras que para los machos, son la mejor arma de ataque contra sus enemigos.
El cuerpo de los rinocerontes es prominente. Sus patas son recogidas y tienen tres dedos en cada una. Muestran muchas arrugas en su piel, la cual es bastante gruesa y está formada por colágeno. Alcanza un grosor de 1,5 a 5 centímetros.
Los ojos, dispuestos a los laterales de la cabeza, no le aportan muy buena visión. Sus orejas son erguidas. Sus sentidos más agudos son la audición y el del olfato. De hecho se ubican unos a otros persiguiendo el particular aroma que dejan a su paso.
Los africanos no tienen dentadura en la parte delantera pero cuentan con premolares y molares que utilizan para masticar.
No hay muchas diferencias físicas en cuanto al sexo. El macho tiene el pene atrás, evidentemente rígido, y la hembra alberga dos mamas en las patas traseras.
Los rinocerontes negros se nutren de árboles y arbustos. Con sus labios desprenden las hojas y frutos. Eligen plantas leñosas o hierbas cortas, ricas en fibra. Prefieren la noche y el amanecer para buscar el sustento.
En las temporadas de sequía, pueden pasar cinco días sin beber agua.
Durante el día buscan la sombra y se revuelcan en el fango para ampararse de los mosquitos y del inclemente sol africano.
El macho del rinoceronte negro es más solitario que la hembra, y se esfuerza por establecer su territorio con considerables cantidades de orina y cercos de estiércol de un metro de altura.
Al cumplir los siete años el macho del rinoceronte negro madura sexualmente. La hembra lo hace antes, entre los cuatro y seis años. El tiempo promedio de gestación es de 420 a 570 días. Pare un solo hijo que pesa entre 40 y 60 kilos. A los tres días ya estará listo para partir tras su madre y permanecerá cerca de ella hasta los tres años. La mamá lo amamanta hasta los 12 meses y posteriormente come hierbas.
La carga del rinoceronte negro cuando se ve acosado causó sensación cuando, en los siglos XIX y XX, los exploradores y cazadores europeos se adentraron en África y comenzaron a matar los rinocerontes por cientos.
La caza del rinoceronte se convirtió pronto en un deporte de riesgo cada vez más demandado por las élites de los países desarrollados, y entre los cazadores hubo personajes tan famosos como Theodore Roosevelt o Ernest Hemingway. Esta caza, unida a la persecución para surtir de cuernos a Oriente Medio (donde todavía hoy se emplean para hacer el mango de dagas ceremoniales) y la medicina tradicional asiática, empujó a esta especie hacia la extinción.

En los años 1960 se comenzó a protegerlo y se prohibió la caza y el comercio de cuernos de rinoceronte. Aun así, la caza furtiva continuó, a pesar de que en los parques nacionales africanos se sierran los cuernos a los ejemplares y los guardias suelen tener permiso para disparar sin aviso previo a los furtivos. La consanguineidad intenta evitarse mediante el intercambio de ejemplares entre distintos parques nacionales de diferentes países, entre otras medidas que se toman para preservar la especie. Gracias a los programas de protección y el establecimiento de reservas la población de esta especie ha incrementado su número, pues en los inicios de los años 1990 apenas quedaban 2000 ejemplares en el conjunto de África. En 2007 el censo estableció un número de 4240 rinocerontes y en el censo de 2010 se contabilizaron 4880 ejemplares.1

El 10 de noviembre de 2011, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza declaró oficialmente la extinción de la subespecie Diceros bicornis longipes.
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