El colobo
rojo de Zanzíbar (Piliocolobus kirkii) es una especie de primate catarrino perteneciente
a la familia Cercopithecidae, endémica de la isla de Unguja,
la mayor isla del archipiélago de Zanzíbar, frente a la costa de Tanzania.
También es conocido como colobo rojo de Kirk, debido a su descubridor, el
explorador sir John Kirk (1832-1922), gobernador residente de
Zanzíbar quien, además, lo presentó para la ciencia zoológica. Actualmente
está clasificado como una especie en peligro y a mediados de la década de 1990
fue adoptado como especie emblemática para representar la conservación
biológica de este archipiélago. La población de colobos rojos todavía sigue
siendo reducida debido a que es endémica en exclusiva de esta región y los
conservacionistas están intentando trabajar con el gobierno local para diseñar
una estrategia efectiva y adecuada para proteger a los colobos rojos y su
hábitat. La especie ha sido reclasificada zoológicamente en dos ocasiones;
anteriormente pertenecía al género Colobus, pero recientemente pasó al género Piliocolobus.
El
pelaje de este cercopitécido se compone de tres colores. Una banda
negra corta a lo largo de los hombros y los brazos mientras que el vientre y la
parte inferior de los miembros son blancos. Su cara negra está coronada de
largos pelos blancos y presenta una marca rosa en la nariz y los labios. El
colobo rojo de Zanzíbar posee una larga cola no prensil que usa únicamente para
mantener el equilibrio durante los desplazamientos en el dosel
arbóreo. El dimorfismo sexual de esta especie es poco marcado: el
color y el tamaño del cuerpo de las hembras no difiere casi del de los machos.
En los grupos, las hembras son generalmente más numerosas que los machos. Los
rasgos de la cara permiten diferenciar fácilmente a los individuos dentro de un
grupo. Estos colobos tienen cráneos pequeños y la forma
del cuerpo es redondeada. Los machos llegan a alcanzar los doce kilos y las
hembras hasta diez.
Los
grupos se componen en general de cuatro machos adultos y numerosas hembras,
siendo la proporción más habitual de un macho por cada dos hembras. Dentro del
grupo siempre están presentes jóvenes de todas las edades. El número total de
individuos en el grupo puede variar de 30 a 50 animales. La especie es muy
social y los monos juegan y se acicalan durante los descansos entre
las comidas. Al contrario que las hembras, dentro del grupo, los machos
mantienen vínculos muy estrechos entre sí, actúan juntos en defensa del grupo e
incluso se acicalan mutuamente.
Comparado
con los otros miembros de la subfamilia de colobinos, las
especies del género Piliocolobus tienen una laringe más
pequeña. Así, a diferencia del llamado más grave de los machos de las especies
de colobos negros y blancos, el llamado de los machos de Piliocolobus
kirkii es más alto o soprano. Al no ser un animal territorial, el colobo
rojo de Zanzíbar no emite vocalizaciones intensas de intimidación. Entre los
llamados de peligro y de alarma se encuentra un ladrido, un ruido «chist» y uno
«wheet». Los gritos más fuertes se escuchan cuando el macho expresa su poder en
el grupo o cuando inspecciona el estado sexual de las hembras.
La
alimentación también es una actividad grupal. Comienzan a alimentarse por la
mañana y continúa durante las horas más frescas del día. Los llamados de los
machos ponen al grupo en movimiento en busca de otro lugar en el que
alimentarse. Esta especie es principalmente folívora y las hojas
consumidas son generalmente pequeños brotes. Los colobos rojos se alimentan
también de semillas, flores y frutos verdes. De modo
excepcional, pueden llegar a comer también cortezas, madera muerts
e incluso tierra. También se ha observado el consumo de la cícada Encephalartos
hildebrandtii. Es una de las pocas especies que no come fruto maduro; debido a
que cuenta con un estómago de cuatro cámaras, que no puede digerir los azúcares
contenidos en la fruta. Debido a que en su dieta incluyen hojas tiernas,
en ocasiones consumen carbón vegetal, del cual se cree los ayuda a
digerir las toxinas (probablemente compuestos fenolíticos) de
hojas de almendro malabar o mango. Este consumo de carbón es un
comportamiento probablemente enseñado por las hembras a sus crías. También es
importante señalar que no todas las poblaciones de colobos rojos adoptan este
comportamiento. De hecho, solo se aprecia en algunos grupos que consumen hojas
más exóticas.
Los
machos alcanzan la madurez sexual entre los tres años y los tres años y medio.
Las hembras la alcanzan a los dos años. En celo, ellas son fácilmente
reconocibles por la hinchazón y el color rojo vivo de sus genitales. Así,
los machos saben que la hembra está lista para el apareamiento. Además, justo
antes de aparearse, los machos utilizan sus dedos para sondear los órganos
genitales de las hembras y los olfatean para detectar la presencia de estrógeno y
de progesterona. Cuando se aseguran por este método que la hembra está en
celo, empieza el apareamiento.
El
colobo rojo de Zanzíbar solo vive en tres lugares boscosos del archipiélago
de Zanzíbar y se encuentran esencialmente en la mitad sur de
la isla principal, Unguja. Una pequeña población introducida se encuentra
también en Pemba desde la década de 1970, pero no parece muy viable.
Aunque
sea una especie principalmente arborícola, se puede hallar en ocasiones en
el suelo y sobre todo cerca de las zonas agrícolas donde los colobos están
habituados al contacto con los humanos. En el parque nacional Jozani Chwaka Bay
prefieren las zonas secas, pero también se encuentran en los manglares en
donde disponen de alimento todo el año. En Uzi, por el contrario, es más frecuente verlos
en los manglares donde predomina la especie Rhizophora mucronata, donde
permanecen el 85% del tiempo de observación. La alimentación salada les obliga
a buscar agua dulce, lo que hace de los manglares de la isla un hábitat
particularmente apreciado.
Existen
entre 1600 y 3000 individuos en estado salvaje. De ellos, la mitad viven fuera
de las zonas protegidas. La mayor y más importante zona de protección del
colobo rojo se extiende por una superficie de 25 km2 y se encuentra en el
interior del parque nacional Jozani Chwaka Bay. Esta zona se encuentra en la isla principal y los
individuos que allí viven han sido muy estudiados desde el punto de vista
científico. Sin embargo, los colobos siempre han estado cerca de los shambas (término suajili para
«granja») que lindan con el parque y hay que subrayar que cerca de estas shambas las
poblaciones de colobos rojos son más numerosas que las que viven en el interior
del parque. Estas poblaciones, las que no viven en el
interior de la zona protegida, están sometidas a riesgos mayores.
En
Uzi y en la isla Vundwe, sufren una destrucción de su hábitat que no cesa de
aumentar. Los bosques asentados sobre antiguos lechos coralinos son los que más
padecen la deforestación. Debido a que los colobos roban la fruta de la granja,
se han informado casos de envenenamiento, captura y desaparición en estas
islas.
El
colobo rojo de Zanzíbar está considerado actualmente como especie en peligro en
la Lista Roja de la UICN. El primer factor que ha contribuido a esto es
la deforestación y con ella una baja significativa de los recursos.
Además, las capturas han aumentado, bien sea para ser comido, bien por su
atractivo como animal de compañía.
La
Convención Africana ha considerado que la amenaza sobre la especie y la
importancia de su conservación colocándola en la categoría «Clase A».
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